sábado, 18 de abril de 2009

SABER CÓMO SON


(desde el más profundo odio y admiración, porque lo que soy, es en lo que me convertiste, con lo bueno y lo malo)


Ni siquiera este poema
Se merece palabras bonitas para definirlos
Ni siquiera se merecen este poema
Pero la rabia ha de escupirse sobre sus cabezas


Se miran al espejo y se creen los mejores
En su mundo, donde sólo existen ellos
Son cobardes y hieren a cualquier precio


Les da igual que seas una niña
Y levantarle la mano a tu madre
Si con suerte, no se la deja caer
Y tú a callar! Que si no te llevas otra!
Así cada día, la rutina de mi quehacer.


Proteger a mi madre,

de sus insultos,
Sarcásticos e inteligentes,
Para que mi pobre madre,

inculta e ignorante,
No pudiera replicarle.


Pero cabrón!!

Heredé tu inteligencia!

Y el genio de la que me parió!


Por eso, la he defendido,

la he protegido

de todo ese dolor.


Pero, no lo olvidemos,

mi madre ha sufrido, igual que yo,

Porque todo el dolor que le he quitado,

lo llevo yo en el corazón.

2 comentarios:

E. Martí dijo...

El dolor, desgraciadamente, se hereda. Pero ahí estamos los fuertes, para evitarlo, para protegernos...
Abrazos, compañera de blog

Begoña Fuentes López dijo...

Sí señor! se hereda el dolor, y tb el coraje. gracias por tus comentarios.